Friday, September 28, 2012

Un lugar en la tierra.








Existe un lugar en la tierra, dónde el desierto se junta con el mar. La arena es rojiza y las olas tan altas que asustan. Pero yo no vivo allí. Yo vivo en una burbuja. En medio de ninguna parte, al norte de un país frío en el centro de Europa. Cómo excusa, me sirve.

Te vas de la ciudad, te alejas de tu familia, con la que quizá no te llevabas bien, dejas atrás a los pocos amigos que tienes y tal vez al novio que no has conseguido querer después de dos años de relación. ¡Entendedme! Tengo que trabajar… En mi país ya no hay trabajo, las cosas van mal…
No me quedaba otra opción… No soy feliz porque vivo alejada de mis seres queridos… lejos de todo… Al norte del norte. Aquí la gente no me entiende, me refiero al idioma. Aunque lo haya aprendido, aquí la gente no me entiende. ¡Es por eso que no soy feliz!

¡Vuelve! me dicen. No puedo, no puedo volver ahora.

Yo se la verdad, tengo miedo. Soy cobarde. Tengo miedo de vivir, tengo miedo de sufrir, de fracasar. En mi burbuja nadie me toca. El tiempo no avanza. Aquí se ha parado el tiempo, en este pequeño pueblo donde la gente nace vive y muere sin salir de aquí. Dónde me levanto cada mañana, me esfuerzo en no pensar más allá de mi trabajo y sólo deseo que las horas pasen lo más rápido posible.

Cuando vuelvo a mi ciudad veo a la gente que creció conmigo, los veo desde fuera. Como si estuviera detrás de la valla en una autopista, observando. Ellos van hacia adelante, rápido. Yo estoy parada, esperando, viéndolos pasar. Ya no soy de allí, ya no tengo nada que ver con ellos. Ya no tengo casa a dónde volver. Sólo me queda mi burbuja, dónde espero a que las horas pasen. Y que un día venga lo que tenga que venir. Nadie se espera que aquí sea feliz, es imposible. Nadie podría serlo. No puedo decepcionarlos.