Existe un lugar en la tierra, dónde el desierto se junta con
el mar. La arena es rojiza y las olas tan altas que asustan. Pero yo no vivo
allí. Yo vivo en una burbuja. En medio de ninguna parte, al norte de un país
frío en el centro de Europa. Cómo excusa, me sirve.
Te vas de la ciudad, te alejas de tu familia, con la que
quizá no te llevabas bien, dejas atrás a los pocos amigos que tienes y tal vez
al novio que no has conseguido querer después de dos años de relación.
¡Entendedme! Tengo que trabajar… En mi país ya no hay trabajo, las cosas van
mal…
No me quedaba otra opción… No soy feliz porque vivo alejada
de mis seres queridos… lejos de todo… Al norte del norte. Aquí la gente no me
entiende, me refiero al idioma. Aunque lo haya aprendido, aquí la gente no me
entiende. ¡Es por eso que no soy feliz!
¡Vuelve! me dicen. No puedo, no puedo volver ahora.
Yo se la verdad, tengo miedo. Soy cobarde. Tengo miedo de
vivir, tengo miedo de sufrir, de fracasar. En mi burbuja nadie me toca. El
tiempo no avanza. Aquí se ha parado el tiempo, en este pequeño pueblo donde la
gente nace vive y muere sin salir de aquí. Dónde me levanto cada mañana, me
esfuerzo en no pensar más allá de mi trabajo y sólo deseo que las horas pasen
lo más rápido posible.