Thursday, September 14, 2006

Él



Era un pirata. Un pirata de verdad.
Alto y fuerte con el cabello oscuro y largo que no le llegaba a la espalda.
Sus cejas pobladas enmarcaban unos grandes ojos inquisitivos que rara vez daban algún tipo de información adicional.

Lo conocí por casualidad, en uno de esos momentos en los que crees que absolutamente nada podrá dar un giro a la mediocridad de tus acciones, que nada te librará de la insoportable levedad de tus actos y en uno de esos momentos en los que miras atrás y ves una montaña de recuerdos vacíos que huelen a rancio.
Podría haberme pasado cualquier otra cosa que le diese a aquel día algo de especial, perder la cartera, una llamada inesperada o encontrar una carta de alguien que aun se acuerda de ti (y no es el banquero) pero lo que le dio al día aquella luz tenue y cegadora que aun recuerdo, fue su aparición en mi vida.

Caminaba con aire despreocupado, como si no se hubiese dado cuenta de que todos habían advertido su presencia. Emanaba de él una fuerza extraña, una especie de seguridad y exceso de amor propio que se alejaba de lo grotesco para ser anhelado por todos los que estábamos presentes. Se detuvo delante de mi y apoyó todo su peso en la pierna izquierda como si la derecha no fuese capaz de soportar ni un solo gramo de carne.

El viento dejó al descubierto el pendiente que llevaba en la oreja, debajo de su pelo ensortijado.
Era un aro de coral rojo,ese tipo de aros que cuentan historias,que hablan de quién los lleva y actúan de enlace entre el presente y alguna aventura pasada llena de sal y tristeza.

Miré hacia el mar y vi su velero. Era un barco viejo al que le puedes suponer la carcoma, con las velas raídas a trozos pero blancas como las nubes. Sonreí al pensar que la camisa que llevaba se la habría hecho con un jirón de la vela. Se dio la vuelta como si se sintiera incomodo y se dirigió de nuevo hacia el barco. Nos miramos los unos a los otros sin poder articular palabra y no creo que nadie sea capaz de relatar lo que sucedió después aunque eso, ya es otra historia.

7 comments:

CEL said...

Un buen relato.

Un Saludo

agradezo tu paso por mi blog y tu comentario.

juank sinclair fantoba said...

Pues me apetece un montón que sigas!! ¿hay corsarios?, ¿tesoros?, ¿cañones?, ¿garfios?, ¿tiburones y pasarelas?, ¿amor y desamor...?

Sea como fuere, que no sea en el Caribe, que a pesar de habérmelo pasado como un niño pequeño con las dos películas, ando saturadillo de Jacks Sparrows...

Cotu said...

vaya parece que los piratas isguen demoda depues de todo

Galahan said...

Me acuerdo de un chiste...

Un barco pirata. De pronto, un marinero sale gritando, algo alocado: -¡fuego, fuego, fuego!
Y el capitán:
- ¿Fuego? ¿Dónde?
- En tus ojos, pirata...

Siempre me hizo gracia.
Buen relato.

Anonymous said...

Mucho tiempo sin decir nada es malo.

Ahí queda eso, guante lanzado al suelo, en plan duelil.

Vivi said...

Me gustó mucho la historia...!!

Que historia es aquella que se nombra al final??
Quede con la curiosidad...
Estoy en la espera de la segunda parte...

Y que tesoros tendia aquel pirata?de donde vendria??que sera de el en estos momentos...me resulta interesante la vida de aquellos viajeros...con toque de misterio!!

Cotu said...

clara! estas desaparecida qeu pasa?