Leí en una ocasión un libro en el que un chico se iba a vivir al monte, una cueva perdida en medio de la Nada para ser mas exactos. Comía lo que encontraba y dormía la mayor parte del día. Seguro que vosotros, igual que yo, habéis imaginado en uno de esos momentos en los que todo “parece” ir mal (y recalco “parece” porque luego resulta que no es así y es tan solo la sombra de mi pesimismo que lo oscurece todo) seguro que habéis pensado en como seria vuestra vida si por un periodo de tiempo os hicierais ermitaños...
No me refiero a un ataque de cobardía galopante que te obligue a huir sino todo lo contrario: Un retiro que te deje a solas delante de tu peor enemigo: tu mismo.
Solo delante de las preguntas que no te atreves a contestar,delante de las verdades que no te atreves a asumir y delante de los dogmas que nunca acatarás si te queda algo de cordura.
Yo me lo imagino frecuentemente, me veo en una casita pequeña, de madera como esas que salen en las leyendas artúricas y en los cuentos de Grimm, con patas de conejo colgando de las paredes y una silla en la única sala. Viviendo en un universo paralelo donde poder abstraerse.
Solo volvería a bajar de la montaña cuando todo hubiese pasado o más bien dicho, cuando hubiese conseguido llegar a alguna conclusión lógica, a alguna verdad que me permitiese enfrentarme al mundo con alguna posibilidad de vencer.
Otras veces, aquellas en que el estado anímico se acomoda a la letra de cualquier tango, me imagino en una casa pequeña (imagen recurrente donde las haya) en un espigón en la playa pero sola. Esas playas de invierno en las que no hay nadie, solo las rocas que huelen a muerte, tristeza y desamparo y las olas que te recuerdan que ellas siempre estarán ahí aunque tú te hayas ido y sea otro el que las piense. Y cuando despierto de este trance paranoico-existencial me hago la pregunta: ¿valdría realmente la pena desconectar del mundo un tiempo para hallar la verdad, la paz o la tranquilidad perdiéndote así la vida? ¿Es importante pasarse la vida buscando una respuesta o un argumento para la misma? Mi respuesta es clara, No.
No quiero llegar a la tumba con la verdad absoluta y sin haber vivido pero habiendo pensado mucho. Quiero encontrar mi verdad, mi sentido en el camino y no desviar el camino para encontrar el sentido.